martes, 18 de mayo de 2010

El primer viaje con fulanito (día 1)


El fin de semana pasado el fulanito su Má y yo nos aventuramos a la playa. Le traía unas ganas de llevarlo al mar para que lo conociera y nos lanzamos a Cancún. Nuestra aventura de la primera salida con niño incluyó un montón de consejos por parte de los cuatro abuelos y una súper maleta. En principio armarla fue toda una proeza porque llevamos cuanta vacilada pudimos: pañales (por cierto ocupaban casi un tercio de la maleta porque el fulanito usa dos diferentes: los BioBaby en el día y Kleenbebé por la noche), gorritos para el sol, Gerber para tres días, cereal, cobija, pañaleros, juguetes, electrolitos sabor uva y no podíamos olvidar su almohadita para evitar el reflujo. Nuestra labor costó harto trabajo pero al final pudimos acomodar todo en un solo bulto.

Yo tenía algo de pendiente por el despegue del avión, no sabía como iba a reaccionar el fulanito, si lloraría mucho o que sentiría, pero para nuestra sorpresa este chamaquito se portó re-bien, aguantó la onda del despegue y aunque volamos de noche no se puso rejego y se la pasó conociendo a los vecinos de asiento: una pareja de orientales que estaban fascinados con las risas y pláticas del fulanito y un señor con un sombrero de norteño sentado en la parte de atrás que al chamaco le llamaba harto la atención. No lloró para nada a diferencia de otros dos bebés que viajan en cada uno de los extremos.

Cuando llegamos a Cancún el calor estaba bárbaro así que le dimos al fulanito un shot de electrolitos sabor uva sin rebajar, se aventó tres onzas de un jalón…sobra decir que el chamaco se puso demasiado contento y en la euforia por consumir azúcar nos hizo muy leve la espera del transporte que tardo casi ¾ de hora a eso de las 12 de la noche con un calor de casi 36°: el fulano se la pasó corriendo en el aire, gritando y riendo mientras correteaba por toda la banqueta, yo lo asomaba por el extremo de una columna como jugando a esconderse y el fulano se emocionaba todo, gritaba y se me escondía en el cuello esperando la siguiente asomada para encontrar a su Má…

La bronca vino después, el azúcar difícilmente dejó que el fulanito conciliara el sueño… a eso de las 2 a.m. nosotros seguíamos viendo como el fulano reía, daba vueltas en la cama y gritaba esperando que le contestáramos para seguir jugando…





No hay comentarios:

Publicar un comentario