martes, 3 de agosto de 2010

la visita al pediatra

Ayer fue día de doctores y pasar en hospitales, entre mi tercera evaluación de la pata lastimada y la visita del fulanito al pediatra se nos fue el día en eso. Al fulanito le tocó revisión de rutina con el pediatra por lo que hay que checar peso, talla, oídos, boca y que todos sus sentidos se estén desarrollando como deben, si es necesario el doctor nos da consejos sobre comida y uno que otro ejercicio para estimular al fulanito, aún no tocan vacunas hasta el año de edad.

Esta vez el fulanito llegó muy contento al consultorio viendo y queriendo tocar cuanta cosa hay ahí y cuanto estaba a su alcance, pero esta alegría le duro hasta que el doctor lo revisó. Cuando llegó el momento de sentarlo para quitarle la ropita el fulanito comenzó a quejarse amargamente y nos veía a su Má y a mi pidiendo salvación pero como ésta nunca llegó pasó del quejido a un llanto lleno de gritos y de ahí a un llanto sentido-corajudo-entrecortado por el sentimiento que duró todo el tiempo que el pediatra lo revisó.


De plano al ver que no hacíamos nada para salvarlo de ese extraño que le estaba haciendo quiensabequetanto el fulanito pegó unos buenos gritos mientras se ponía todo rojito y las lagrimas salían y salían, de plano Má dice que le dio idea de que se iba a privar por la sensación de abandono que experimentó en ese momento. Y aunque este comportamiento es normal ya que el fulanito se sabe como individuo y tiene claro que sus papás lo podemos abandonar con gente extraña, por eso le entra la ansiedad-miedo por la gente que no conoce, se siente re-feo escucharlo y verlo llorar así pero mientras el chamaquito está en manos del doctor sabemos que no pasa nada, al contrario si se llega a privar por ejemplo, el doctor nos enseñara que hacer para evitar semejante susto.


El drama duró el tiempo que el doctor lo revisó, después Má y yo nos acercamos a calmarlo y apapacharlo un ratito pero el fulanito se enojó con nosotros por evitar su salvación así que decidió no pelarnos para nada, no se reía con nosotros es más, ni siquiera una mirada nos regaló…ya de regreso a casa mientras iba en su sillita le preguntaba si ya se le había pasado el enojo y el chamaco este sólo movía la cabeza de un lado a otro diciéndome que no… por suerte no es nada rencoroso y un ratito después ya venía platicando y riendo como de costumbre .


El pediatra vio muy bien al fulanito, es un niño muy sano, su peso y talla están dentro del promedio, no tenemos problema con la comida excepto que al chamaquito le fascina la leche y de repente quiere tomarla todo el día, así que hay que limitarlo a cuatro tomas para evitar que engorde a lo loco, por fortuna nuestro chamaquito está muy sano y ahí va creciendo harto y desarrollándose como debe.



No hay comentarios:

Publicar un comentario